Salvador Ríos
Pastor olvida el escritorio
Desde el jueves 2 de abril de 2009, buena parte de los sacerdotes adscritos a la Arquidiócesis Metropolitana de Puebla, esperaban que con la llegada de Monseñor Víctor Sánchez Espinosa al arzobispado, la estructura de poder clerical virara de rumbo; cambios, pues, que derivaran en un rompimiento del centralismo y burocracia que predominó en tiempos de don Rosendo Huesca y Pacheco.
Sin embargo, a un año y medio de distancia, el cariz viajero del pastor de los católicos angelopolitanos y la permanencia de Rafael Amador Tapia como Vicario General (una suerte de secretario de Gobernación) y de Herminio Vázquez, como Secretario Canciller, por citar dos casos, minaron las expectativas de los religiosos.
De nueva cuenta, los asuntos importantes, como el cambio de sacerdotes o problemas parroquiales, son atendidos por Amador Tapia desde la curia, ya que el arzobispo, a quien le reconocen un “don de gente”, dedica la mayoría de su tiempo en visitas por comunidades fuera de la capital poblana para darse a querer por los feligreses, como el Papa Juan Pablo II de aquí cerquita.
Ya en julio del año pasado surgieron voces criticas, muy criticas, sobre el actuar de los citados personajes, quienes ocuparon idénticas funciones con Huesca y Pacheco y es la fecha en que no hay señales de cambio.
El mismo lunes algunos clérigos confirmaron que el arzobispo está más interesado en su imagen que en atender los problemas de fondo. En corto, durante la Segunda Semana de Pastoral, algunos comentaron entre sí que durante la exposición de diapositivas, alusivas a las actividades pastorales, Víctor Sánchez apareció en el 80 por ciento de ellas.
Aunque los sacerdotes fueron consultados, al inicio de la era Sánchez Espinosa, para definir los decanatos (conjunto de varias parroquias) y los vicarios episcopales, carecen de instrumentos formales para la reflexión sobre el desempeño de sus superiores.
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Desde la pasada legislatura, en el Congreso del Estado, los priistas asimilaron un mecanismo para dar fuerza a las iniciativas que por consenso se llevan al pleno, mediante el que se manifiesta por escrito que la bancada respalda las propuestas de alguno de sus integrantes.
No es el caso de la propuesta del priista Pablo Fernández del Campo, para reformar la Fracción IV del Artículo 102 de la Constitución Política del Estado de Puebla para ampliar de tres a cuatro años el periodo de presidentes municipales, quien la entregó a título personal; por ello, ante la falta de consensos, los augurios sobre su aprobación no son muy optimistas que digamos.
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Sabrá usted que la prudencia encierra un concepto filosófico muy rico; la Real Academia Española lo sintetiza en palabras como templanza, cautela, moderación, sensatez y buen juicio o en el discernimiento y distinción entre lo bueno y lo malo, para seguirlo o huir de ello.
En esta columna, que mucho agradezco leyera hasta estas líneas, teclearemos de lo opuesto, simplemente porque hay mas tela de donde cortar. “La prudencia suele faltar cuando más se la necesita”, dijera el escritor latino de la antigua Roma, Publio Siro.
Nos leemos, si Dios quiere, todos los miércoles.
Sus comentarios a salvador_solpue@yahoo.com o en twitter @elsalvadorrios
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