Por Salvador Ríos
Los trabajadores de la Secretaría de Finanzas, concretamente de la Dirección de Fiscalización, no atinan a entender la forma en que se han tomado las decisiones para mantener o promover como sus superiores a quienes ubican plenamente como los instigadores que los obligaban, en el pasado reciente, a acudir a eventos proselitistas del malogrado candidato a la gubernatura del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Javier López Zavala.
De acuerdo a las quejas que a este reportero llegaron, uno de estos personajes es José Larrainzar Banjelista, quien en la administración pasada ocupaba una jefatura en el departamento de auditorías estatales y fue ascendido por la nueva administración como subdirector operativo.
Durante los tiempos de campaña, este personaje se encargaba de “invitar” a los trabajadores a los actos partidistas del tricolor, portaran su playera roja y, faltaba más, llegaran por sus medios. De lo contrario habría actas administrativas y el riesgo de perder el empleo, según indicaciones de Juan Alberto Armendariz Martínez, entonces subsecretario de Ingresos.
Corrían los tiempos de campaña y el abanderado de Compromiso por Puebla a la gubernatura, Rafael Moreno Valle, se apersonó afuera del edificio de Finanzas para pedir el apoyo de los trabajadores gubernamentales, motivarlos a no tener miedo y denunciar actos irregulares y atropellos de la administración marinista.
Aunque los trabajadores tenían prohibido salir siquiera a escuchar al candidato, uno de ellos logró alcanzar al hoy gobernador sobre la 20 sur 1110 y entregarle un improvisado recado donde le informaban de las presiones a las que eran objeto.
Confiados en que esa sería la tónica del nuevo gobierno, varios de los trabajadores se sintieron en la confianza de decirle al nuevo director de Fiscalización, Vladimir Ramírez Peralta, las irregularidades y actos de presunta corrupción que vivieron en el área.
Cuando este último personaje arribó a la dependencia, reunió a varios trabajadores, sin la presencia de sus jefes, para que se sintieran en libertad de hablar, exponer sus quejas, críticas y sospechas de actos indebidos.
Vino una letanía poco favorable hacia Larrainzar y también en contra de su subalterno Oscar Morales Montiel (jefe de auditoras estatales, ascendido al cargo que dejó el primero) y para sorpresa de los quejosos lejos de degradarlos o despedirlos los ascendió, en apariencia por una añeja amistad entre estos personajes cultivada cuando coincidieron en el Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Ahora los empleados, que desnudaron su malestar, tienen que soportar, con creces, los malos tratos de sus jefes.
Por ello, para evitar apreciaciones subjetivas, piden al gobernador una auditoría que se extienda a: Cecilia Mota Carranza, ascendida a subdirectora de programación, Efraín Leyva Deveze, Juan Manuel Conde (ambos ex trabajadores del SAT), la coordinadora Patricia Santos, la supervisora Claudia Roldán Flores, René López Montiel, Alejandra de Luna Spezzia, José Raul García Téllez, pues, presumen que las grandes empresas entregan dividendos a cambio de favores irregulares en el pago del Impuesto Sobre la Nómina (ISN).
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El presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, aprovechó la visita del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, para sostener un encuentro privado por espacio de 25 minutos, en un anexo del Centro de Convenciones.
A juzgar por su animo y comentarios a sus colaboradores, el panista habría apalabrado importantes y millonarios recursos federales para concretar una de sus promesas, consistente en la pavimentación de mil calles.
Nos leemos el próximo miércoles
Sus comentarios a salvador_solpue@yahoo.com.mx
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