No lo platique todavía, pero resulta que al interior del Colegio de Contadores Públicos del Estado de Puebla (CCPEP) se fragua una escisión, una fractura, un rompimiento, pues, producto de las diferencias entre los dos grupos que se enfrentaron en noviembre pasado y que derivó en el triunfo de Jerónimo Omaña de la Cuadra en la presidencia de ese organismo.
De acuerdo a fuentes consultadas por este reportero, al menos un centenar de los 500 socios están decididos a salir del colegio y formar un grupo alterno frente a lo que consideran un agandalle de las cuentas públicas de los municipios hacia los allegados de Jerónimo Omaña, quien a su vez responde a los intereses del Auditor General del Órgano de Fiscalización Superior, Víctor Manuel Hernández Quintana.
La posición de Omaña de la Cuadra es vista como uno de los reductos del marinismo y un grupo de contadores ha comenzado a cabildear la conformación de una nueva asociación de profesionistas de ese ramo para congraciarse con el grupo en el poder, del que esperan tome las riendas del Órgano de Fiscalización Superior.
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En una osada declaración concedida el lunes al reportero Cirilo Calderón, Blas Villegas Lara, ex titular del Consejo Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla, justificó que todos los que están en la vida pública “tenemos alguna observación y comentario”, que los procedimientos que le detalle el miércoles pasado tienen más de dos años y que un marinista estaría detrás de las filtraciones.
Las nimiedades que quiere aparentar el ex titular de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento de Puebla (Ceaspue) en realidad tienen que ver con clonación de facturas, proveedores que nunca pudieron ser localizados, desmentido de otros presuntos proveedores sobre tratos comerciales con el gobierno e incluso la puntada de elaborar contratos apócrifos para justificar las facturas.
Este reportero tiene copia, por ejemplo, de un contrato “hechizo” para la compra de 211 llantas por 273 mil 480.24 pesos a un proveedor, del que ya le platiqué en la entrega pasada, Marco Antonio Martín Garzón Miranda, quien es un abarrotero de Tehuacán y negó algún trato comercial. Eso ¿es un error de lápiz? No lo creo.
También cuenta con las copias de las pólizas cheque que la perito en grafoscopía Claudia Esmeralda Sánchez Porras infiere contienen firmas elaboradas por el propio Blas Villegas, es decir que se pagó a sí mismo.
En la revisión 15/ 2009, expediente Administrativo 12/2010 quedó asentado que “se cuenta con un dictamen” de la citada perito “según consta en expediente administrativo R.L.G.de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Dirección de Servicios Periciales Departamento de Grafoscopía y documentos copia V. quien manifiesta Primero.- Las firmas estampadas en dos pólizas cheque números 000397 y 000398 en los apartados de firma de cheque recibido presuntamente pudieran provenir de puño y letra del c. Blas Villegas Lara…”
En efecto, la investigación tiene más de dos años y es por ello que la Contraloría estatal debería emitir ya una resolución.
Y lo que le mostré la semana pasada en este espacio corresponde a una auditoría realizada meticulosamente que no se merecería un carpetazo.
De los marinistas que estén detrás de la información que le presenté, lo dudo, pero quienes lo metieron en este embrollo está claro que son dos: el ex contralor Víctor Manuel Sánchez Ruiz, quien de manera atípica permitió esta investigación y Javier García Ramírez por un presunto distanciamiento porque Blas Villegas habría alimentado sus arcas personales sin pedirle permiso o mocharse.
En la Secretaría General de Gobierno aseguran que habrá sanciones para marinistas, no saben cuántos ni de qué niveles pues el pacto de impunidad para los ex funcionarios no es tal. Habremos de esperar a ver si son efectivas para este ex servidor público.
La austeridad republicana llegó a la estructura de Comunicación Social del Gobierno del Estado donde comenzaron a surgir discretas muestras de inconformidad frente al obligado apriete de cinturón.
Resulta que desde la quincena pasada y sin previo aviso, algunos trabajadores de las áreas de enlace, ignoro si es generalizado, observaron en sus recibos de pago una disminución salarial de entre el 25 y el 30 por ciento.
Cuentan que en la oficina que encabeza Sergio Ramírez Robles también hubo sorpresa y que el comentario a quienes se quejaron del tema fue que aguanten a la renovación del contrato para el próximo año.
Servidos.
Le espero aquí el miércoles próximo.
Sus comentarios a salvadorrios@hotmail.com
En twitter @elsalvadorrios
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