martes, 24 de junio de 2014

Maltrato de juez deriva en que subordinada abortara

Apenas llegó al cargo de juez municipal de Ciudad Serdán, el 3 de junio pasado, y Guadalupe Violeta Guerrero Irigoyen mostró su estilo de entender la justicia y el derecho, maltratando al personal que ahí laboraba con la franca intención de fastidiarlo y abrir espacios para sus allegados.
Lo que ocurre, normalmente cuando un político o funcionario llega a un nuevo cargo, pero la juez en comento se pasó.            
Ese mismo martes 3 tuvo un altercado con la escribiente encargada de asuntos mercantiles, civiles y penales, Erika Brenes Juárez, una estudiante de Derecho con cinco meses en el puesto y seis semanas de embarazo, a la que sobajó y humilló con palabras altisonantes sólo por preguntarle sobre la nueva dinámica de trabajo y sobre la persona que firmaría algunos trámites pendientes.          
“¿Qué eres una pendeja o qué no sabes?”, fue uno de de los varios insultos que se llevó como respuesta la aprendiz de abogacía que para ese entonces atravesaba el tercero de sus embarazos, considerado como de alto riesgo.      
Como a las dos horas después del incidente Brenes comenzó a sentirse mal y luego de que una compañera le dijera que tenía manchado de sangre el pantalón le pidió a su nueva jefa autorización para irse a cambiar la ropa pero recibió de entrada una negativa, que porque se tenía que revisar minuciosamente el estado del juzgado y no podía salir. 
Luego vino la clásica amenaza, palabras más, palabras menos, de que hiciera lo que quisiera, que “los puestos van y vienen” que “si te quieres ir pues lárgate”.  
Erika se fue a su casa, con el dolor en el vientre y el temor de perder su trabajo.
Cuando llegó su esposo para llevarla al hospital, hicieron escala en el juzgado, ubicado en la presidencia municipal, para decirle a la jueza Guerrero Irigoyen que iban al médico y la respuesta fue que adelante, que no se preocupara.        
La atención médica llegó tarde, Erika había perdido su producto, debía someterse a un legrado y del empleo, era cuestión de días que lo perdería.
Por la causa del aborto, el doctor que la atendió sugirió llamar a un Ministerio Público para dejar constancia de lo ocurrido pero Erika no quería problemas con su nueva jefa.    
Por el legrado, el médico recomendó a la escribiente cinco días de reposo, es decir que tendría que presentarse hasta el martes 10 pero como de recursos humanos le comentaron que la juez le había levantado un expedientillo y que su puesto se habría dado a otra persona, decidió apersonarse el lunes.     
En efecto su plaza había sido dada a otra persona y a ella la había degradado a una plaza de “comisariado” forzándola en su convalecencia a realizar trabajos pesados desde el abrir y cerrar el pesado portón del juzgado hasta lavar los baños aun cuando existe una persona de intendencia.
Ayer, finalmente, tras traerla de aquí para allá con la expectativa de una reubicación, finalmente le notificaron que prescindirían de sus servicios y que de cuates le pagaban hasta el día 15.   
Sobre la conducta de la juez Guerrero Irigoyen están enterados en el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Puebla, ayer mismo llegó un oficio firmado por la quejosa dirigida al magistrado Roberto Flores Toledano.
Aunque este tipo de nombramientos, los de los jueces municipales, se dan por sugerencia de los presidentes municipales como ocurrió con Juan Navarro, edil de Ciudad Serdán, puesto que sus sueldos son pagados por los ayuntamientos, es el Poder Judicial el encargado de nombrarlos o removerlos. 
Telefónicamente, Erika Brenes pidió ayuda telefónica a la Comisión de Derechos Humanos de Puebla; le tomaron su denuncia pero tenía que ratificarla físicamente en Puebla capital para que se le liberara un número de expediente, pero su estado de salud delicado y complicaciones económicas le hicieron imposible hacerlo, por lo que si quiere retomar la denuncia deberá iniciar el procedimiento.   

Hasta el próximo miércoles.


Twitter: elsalvadorrios


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