Mucha tinta se ha utilizado para plasmar las
desavenencias que existieron o existen entre el ex secretario General de
Gobierno y desertor de una diputación plurinominal Fernando Manzanilla Prieto y el morenovallismo.
Unos ven sinceridad en su activismo dentro del PAN
por camino distinto al del gobernador del estado y otros conservan dudas sobre
la existencia de un auténtico rompimiento.
La realidad es que sus allegados no son bien vistos
por el grupo en el poder y los ejemplos son cada vez más visibles.
Además de los despidos, naturales, durante el cambio
de una administración a otra, de un equipo de trabajo por otro, en el
Ayuntamiento de Puebla se han suscitado otros que pudieran suscribirse como un
daño colateral a partir de la postura de manzanilla por transitar por distinto
camino al del inquilino de Casa Puebla.
Son dos despidos correspondientes a dos posiciones
con las que se daba por satisfecho el también promotor de la felicidad.
Uno de esos espacios lo pidió para Francisco López Sierra, quien se
desempeñó como su secretario particular cuando estaba en la Secretaría General
de Gobierno y lo siguió en la coordinación.
El trato era que López Sierra se convirtiera en el
secretario privado del alcalde y en términos estrictos así fue. Cumplió tales
funciones a partir del 15 de febrero, fecha del arranque de la administración,
continuó el 16 pero al día siguiente le dijeron que muchas gracias pero que ahí
no podía estar.
Aunque oficialmente está fuera de la nómina del
gobierno municipal, le han prometido que los reubicarán en otra área, ya se
verá.
El otro el de Miguel
Abad Carrillo, quien fungió como asesor en la coordinación de transición
del Ayuntamiento de Puebla y posteriormente se integró a la Oficina de la
Presidencia encabezada por Héctor
Hernández Sosa, con quien trabajó de la mano en la campañadel entonces
candidato Antonio Gali Fayad.
El pecado de Abad fue no bajarse de la lista de
aspirantes a consejeros del Consejo Nacional del Partido Acción Nacional cuando
se lo solicitaron de manera imperativa mediante llamadas telefónicas
provenientes de alguna oficina gubernamental. Y tan no se bajó de la contienda
que su nombre apareció en la lista que se votó el pasado 23 de febrero.
Hoy Abad se mantiene cercano de Manzanilla en la
complicada estrategia del equipo de Ernesto Cordero y Juan Manuel Oliva para
disputarle la dirigencia del PAN Nacional a Gustavo Madero.
Dicen que Gali intentó respetar los acuerdos con el
que fuera su coordinador de campaña, pero una fuerza superior lo obligó a reconsiderar
los compromisos.
***
Al buzón del reportero llegó un mail de un contador
que coincide con lo expuesto la semana pasada en este espacio en el sentido de
las dificultades que auditores externos de pequeños despachos tienen para
conseguir contratos de los ayuntamientos municipales cuyos presidentes piden a
cambio un “anticipo” en efectivo, equivalente al costo del primer año de
auditoría.
Le reproduzco unos fragmentos:
“Mientras la Auditoría Superior del Estado no
designe por sorteo qué integrante del padrón realiza tal auditoría a tal
municipio o entidad y mientras no sea la propia Auditoría, por medio de la
Secretaría de Finanzas, la que realice los pagos correspondientes a honorarios
por las auditorías externas no se logrará el objetivo de la llamada
transparencia pues hoy en día hay una dependencia e injerencia de los
presidentes municipales o directores de las entidades”.
“Así que de nada sirve depurar el padrón de
auditores externos y poner restricciones de parte de la ASE para integrar el
padrón de Auditores Externos. Y en efecto, como usted lo dice, si los alcaldes
están pidiendo su mochada para contratar a nuestros despachos y peor aún, si
hay quienes le entran a estas prácticas, ¿Qué se puede lograr con esas
auditorías? ¿Tendrán algún valor?”
Hasta el próximo miércoles.
Twitter: @elsalvadorrios
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