Un pacto no escrito debió romperse entre Fernando Morales Martínez y Juan Carlos Lastiri Quiroz como para
que se ventilara la existencia de aviadores en el Comité Directivo Estatal del
Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Si bien es cierto que el tema pareció un mero
distractor o una suerte de cortina de humo para que el dirigente interino
tomara un respiro frente a las múltiples y fundadas acusaciones sobre sus
excesos y omisiones al frente del partido, también lo es que el destinatario
del coletazo es su antecesor.
Dicen que del lado del hijo de Melquiades hubo una
interpretación de que parte del (merecido) golpeteo mediático y partidista hacia
su dirigencia provenía de gente ligada a Lastiri y que con sus declaraciones sobre
los aviadores y la concreción de los despidos pondría un alto.
Nada mejor que buscar culpables para desentenderse
de su responsabilidad.
Desde el jueves pasado, cuando se hizo pública la
versión del despido de 60 colaboradores del tricolor, en la dirigencia estatal se
pretendió hacer creer que la mayoría de los casos pertenecían a un universo de
aviadores.
“No podemos mantener una estructura obesa, donde
tenemos gente que no está colaborando directamente en el partido”, explicó
entonces María de los Ángeles Mendoza
Escalante, secretaria administrativa del PRI para justificar el recorte de
personal anunciado.
La verdad es que los nombres de personas que
recibían dinero se reduce, en efecto, a seis, cinco de ellos, ligados directamente
a Juan Carlos Lastiri.
Ayer el ex dirigente del
tricolor habló de César Rodríguez (alias
El Tiburón), chofer de Beatriz Paredes,
quien cobró en el PRI de Puebla durante su gestión pero, como era de esperarse,
negó que estuviera de aviador.
En parte no mintió
pues el susodicho operador del volante devengó un sueldo trabajando para los ex
delegados Paloma Guillén, Armando Ballinas Mayés y cuando mucho
un mes para Ranulfo Márquez. Luego
Paredes, en efecto lo mandó a llamar a la Ciudad de México, pero se les olvidó retirarlo de la nómina.
Lo que Lastiri no
dijo es que otro chofer, pero éste a sus servicios, de nombre Enrique Arenas, quedó encargado en la
nómina del tricolor a pesar de que dejó de prestar sus servicios en el Comité
Directivo hacia la segunda semana de febrero, cuando el primero dejó la
dirigencia para arribar a su frustrada participación en la segunda fórmula de
candidatos al senado.
¿Quiénes son los
otros aviadores?
De los cuatro
restantes le puedo confirmar tres, todos ellos ex trabajadores directos del
aludido político quienes cobraron hasta la última quincena de agosto a pesar de
que su jefe salió a mediados de febrero.
Uno de ellos es Juan Manuel Arroyo, quien era
secretario técnico y a quien se le vio con recelo entre los que si trabajaban
porque no se explicaban cómo podía cobrar en Puebla sin hacer nada y recibir
otro sueldo en el Comité Ejecutivo Nacional priista ya que Lastiri lo llevó
consigo a la Secretaría de Gestión Social, donde actualmente despacha.
También se encuentran
Ariel Álvarez Fernández y Enrique Rivera, quienes fungieron como
sus secretarios particular y privado, respectivamente.
¿Será que ese pacto
se acabó en la medida de que se fueron esfumando los recursos gestionados por
Lastiri?
***
Tómelo con reservas
pero una fuente confiable me asegura que es cuestión de horas o de pocos días
para que la delegada en Puebla de la Comisión Nacional para el Desarrollo de
los Pueblos Indígenas (CDI), Yvón
Gutiérrez Vázquez, renuncie al cargo pues se entiende que asumirá la titularidad
del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Puebla (ICATEP).
La aún funcionaria
federal se hizo de enemistades de presidentes municipales por incidir en que
recursos del Programa de Infraestructura Básica para la Atención de los Pueblos
Indígenas (PIBAI) fueran centralizados por el gobierno estatal.
Lo espero el
miércoles próximo.
en Twitter
@elsalvadorrios
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